En la temporada 1986-1987 un modesto club de balonmano, comandado por el emblemático entrenador Juantxo Villareal, consiguió situar a la localidad fronteriza guipuzcoana de Irún en las primeras portadas de los diarios deportivos nacionales, convirtiéndose en el Campeón de la División de Honor de Balonmano tras una hegemonía del Atlético de Madrid de Juan de Dios Román solamente enturbiada por dos campeonatos del F.C. Barcelona durante los últimos 7 años.
Asimismo, si en el artículo con el que comenzábamos esta serie se puso de manifiesto el inicio del patrocinio deportivo como trampolín para la profesionalización del balonmano nacional, con la esponsorización de Compañía Alicantina de Promoción Inmobiliaria S.A. (CALPISA) del conjunto C.D. Obras del Puerto, se puede afirmar sin temor a equivocarnos que no existe una marca comercial más asociada históricamente al mundo del balonmano en la mente de sus aficionados que la también irundarra Chocolates Elgorriaga.
La fructífera y ya, por desgracia, extinta relación entre estas dos entidades llega hasta tal punto que, a pesar de que el Club Deportivo Bidasoa de Irún se fundó en el año 1962, no es hasta 25 años después cuando este club vasco alcanza el olimpo del balonmano nacional, tras el comienzo del patrocinio de Elgorriaga en la temporada 1983-1984, que prácticamente coincidió con el traslado del mítico frontón de Uranzu al Polideportivo Artaleku.
Elgorriaga Bidasoa se proclamó Campeón de Liga a través de un curioso sistema de competición instaurado en la temporada 1985-1986, y que se suprimió al año siguiente, consistente en tres fases: una primera fase en la que el Elgorriaga Bidasoa finalizó tercero del Grupo Impar tras el F.C. Barcelona y el Teka de Santander; una segunda fase en que se clasificó para la fase final por el título al volver a quedar tercero, tras el Barça y el Cajamadrid; y una Fase Final en la que obtuvo el título tras la disputa de tres vueltas en las que quedó por delante de sus rivales (Barça, Tecnisán y Cajamadrid).
Lo más destacable de este triunfo de la humildad deportiva se refleja en que la plantilla del Elgorriaga Bidasoa estaba formada por once jugadores de la misma localidad de Irún (Zúñiga, Munduate, Luís Pablo, Beldarrain, Salcedo, Mendibil, Burguete, Pombar, Txuma Hernández, Susperregui y Lukas), un jugador de la cercana localidad de Pasaia (Juanín) y tan solo dos jugadores de nacionalidad yugoslava (Lakovic y Grubic).
Este triunfo marcó el inicio de la mejor etapa del Club Deportivo Bidasoa en la élite del balonmano con un título de Copa del Rey en la temporada 1990-1991, tres subcampeonatos coperos en las temporadas 1987-1988, 1989-1990 y 1992-1993, y un subcampeonato de Liga (temporada 1993-1994), a lo que hay que unir un subcampeonato de la Recopa de Europa ante el TSV alemán en la temporada 1990-1991.
Pero el verdadero hito en la historia de este club guipuzcoano llegaría en la temporada 1994-1995 con la consecución de un nuevo título de Liga y su impresionante triunfo en la Copa de Europa ante el Badel Zagreb. Pero esta es otra historia…