Una de las leyes más complicadas de entender para los nuevos aficionados de balonmano es la regla del pasivo. Y es que en ningún deporte hay una regla similar donde queda a disposición del árbitro sancionar una falta si el equipo contrario muestra una actitud pasiva ante la portería contraria. Es verdad que en el baloncesto hay una regla parecida, pero en ese deporte es el tiempo quien decide y no la opinión de los árbitros.
Estamos ante una de las reglas con más controversia del balonmano y que suele ser muy protestada en cualquier partido. Muchas veces porque el público no entiende la señalización de esta falta y otras porque consideran que el equipo rival está abusando de la posesión y los colegiados no terminan de señalar el pasivo. Al depender de la voluntad de la pareja arbitral es normal que el público y los jugadores tengan una opinión distinto a los árbitros.
La señalización del pasivo no es directa. Antes de sancionar la falta los árbitros levantan la mano en señal de aviso. Si el equipo en posesión del balón no realiza una jugada de ataque, uno de los árbitros sancionará el pasivo y la posesión de balón pasará al equipo rival.
El objetivo de esta regla es que los equipos que van ganando no abusen de la posesión para perder tiempo. Es por esto que el equipo que va perdiendo suele protestar el pasivo pues no le interesa que las jugadas sean largas.
Para concluir os dejamos con un vídeo donde se puede ver a los árbitros con la mano levantada en señal de pasivo. Como el equipo que ataca realiza una acción de ataque, la jugada sigue e incluso anotan un gol en pasivo. Si no hubieran atacado los colegiados habrían señalado falta y el balón pasaría a posesión del equipo rival como hemos comentado antes.
