La pasada temporada, al Barcelona le faltaron tres goles para dar la vuelta la eliminatoria de cuartos de final de la Champions League ante el THW Kiel. Ayer, le sobraron tres y se clasificó para la Final Four, dejando al balonmano alemán sin representante en Colonia por primera vez.
Jugando mejor que su rival, el Barça demostró que se puede ganar un partido de máxima intensidad, sin recurrir a la violencia. El escueto marcador final, 23-18, habla de defensas a toda presión, pero dentro de los límites del reglamento. Y también denota una actuación de matrícula para el portero barcelonista Pérez de Vargas, que con una veintena de paradas desequilibró el encuentro y la eliminatoria.
La mejor entrada en el Palau en balonmano desde 2002 preparó el escenario para una remontada imprescindible. El Barça no debía quedarse apeado de la Final Four por segundo año consecutivo. Y la mejor forma de evitarlo era poner en acción esa defensa disuasiva, de anticipación, que en la primera parte arruinó casi por completo el juego alemán. Nueve balones perdió en esa media hora el Kiel, y casi todos fueron recuperaciones activas de los azulgranas, lo que les permitió correr y abrir las primeras diferencias (6-3 en el minuto 10), que ya neutralizaban el marcador traído de Kiel (28-26) y aumentaban la confianza.
Lo único que no le funcionaba era Jallouz, a quien un partido de estas características le desequilibró. Rápidamente su entrenador lo sentó y con N’Guessan en pista el Barça tuvo más reposo y equilibrio. Buscaron al enorme Syprzak empotrado en el 6:0 alemán, con buen resultado. Dos superioridades numéricas afianzaron la ventaja (9-6 y 12-8), obligando a Gislasson en la primera ocasión a detener el partido. Repartió el esfuerzo entre sus jugadores, pero sin resultado apreciable. Una contra de Ariño, que defendió de adelantado en las superioridades numéricas, puso la máxima diferencia al descanso (13-8), que redujo Vujin sobre la bocina.
El Kiel tenía que intentar algo, porque con 9 goles en mitad del partido, no iba a llegar a los 26 del Barça en el Sparkassen Arena y dos de diferencia le dejarían k.o. Gislasson arriesgo con una defensa 3:2:1 con Dissinger de punta de lanza. El Barcelona tampoco dio un paso atrás en la suya, y los goles empezaron a caer con cuentagotas. El primero del Barça tardó 4:40, y fue desde los siete metros. Y el Kiel llegó a incurrir en juego pasivo en su impotencia ofensiva.
En el Barcelona, N’Guessan y Mem supieron abrir el juego hacia el ala de Tomás, mientras que el Kiel se olvidó de su jugador más efectivo, el extremo Ekberg, al que le llegó su primer balón en esta segunda parte en el minuto 50. Y lo metió, claro (19-15).
Pero para entonces, Pérez de Vargas se había adueñado de la función. El Kiel se redujo a los lanzamientos a discreción del joven sueco Nilsson, pero Gonzalo le supo aplacar. Con 21-17 Gislasson pidió nuevo tiempo muerto y dos pérdidas barcelonistas ante la cada vez más presionante defensa alemana, prácticamente un 3:3, fueron la única nota de alarma en la recta final del partido (21-18). Pero el Kiel jugaba contra el reloj y un portero en estado de gracia. Dos buenas combinaciones entre líneas le dieron al Barça los goles que garantizaban un final sin sobresaltos, y la clasificación para la Final Four.
23 – Barcelona: Pérez de Vargas (Ristovski); Tomás (4), Rivera (7, 3p), Mem (1), Morros, Jicha, Sorhaindo (1); Jallouz, R. Entrerríos (1), Ariño (1), N’Guessan (1), Syprzak (2), Lazarov (3), Noddesbo (2).
18 – THW Kiel: Landin (Wolf); Weinhold (1), Wiencek (1), Ekberg (4, 1p), Dahmke, Bilyk (2), Vujin (4, 2p); Toft Hansen, Sprenger, Brozovic (2), Dissinger, Lackovic (1), Nilsson (2), Santos (1).
Marcador: 3-1, 6-3, 7-5, 9-6, 12-8, 13-9; 14-10, 16-11, 1713, 19-15, 21-17, 23-18.
