A primera vista, un gran número de entendidos en deporte critican la evolución que está experimentando el balonmano español a nivel de clubes, cuyos aspectos más relevantes en los últimos años se han caracterizado principalmente por dos factores:
- Una cada vez mayor falta de competitividad en la élite, marcada por un dominio absoluto del F.C. Barcelona tras la desaparición paulatina de un gran número de clubes por motivos económicos, entre los que destacan entidades históricas como es el caso de Teka Cantabria, Balonmano Ciudad Real y posteriormente del Atlético de Madrid.
- La creciente emigración de grandes jugadores y entrenadores nacionales hacia las ligas de otros países europeos de enorme tradición, como Alemania, Francia o Dinamarca, o a clubes representantes de campeonatos emergentes, como Hungría, Macedonia, Polonia o Rumanía.
No obstante, dentro de esta evolución podemos encontrar también efectos positivos, como es la enorme implantación y protagonismo que está adquiriendo el balonmano en ciudades de tamaño medio o incluso pequeñas, asemejándose cada vez más a lo que ocurre en otras competiciones domésticas europeas, como la Bundesliga alemana, donde la gran mayoría de los clubes participantes residen y disputan sus partidos en localidades de menos de 100.000 habitantes.
Tal y como se recoge en el informe realizado por Edu Agulló en el portal hand-station.com, titulado “ASOBAL Bauhaus conquista ciudades”, hace casi 25 años, cuando comenzó a disputarse la Liga ASOBAL como tal, la mayor parte de los conjuntos participantes estaban ubicados en ciudades grandes, ya que hasta 11 equipos residían en ciudades de más de 100.000 habitantes, siendo 7 de ellas de más de 250.000.
Este hecho, solía ocasionar una coincidencia en la misma ciudad con clubes vecinos que se encontraban en la máxima categoría del fútbol o el baloncesto de nuestro país, formando parte de la Primera División de la LFP o de la Liga ACB, teniendo que competir con estos para atraer a sus gradas a los aficionados locales, en numerosas ocasiones en desigualdad de condiciones.
No obstante, el panorama actual ha cambiado radicalmente, estando presentes en la Liga ASOBAL clubes de localidades como Cangas de Morrazo, Aranda de Duero, Sagunto, Puente Genil, Benidorm, Granollers, Huesca, Cuenca o Guadalajara, a las que el año que viene se unirá Pontevedra tras el ascenso de la S.D. Teucro, en las cuales el balonmano se ha convertido en un motivo de orgullo y una “religión” para sus habitantes.
Este seguimiento de toda una ciudad hacia el deporte que la representa en la élite a nivel nacional se pone claramente de manifiesto en el hecho de que se está experimentando un crecimiento notable de la asistencia de espectadores a los partidos de la Liga ASOBAL, donde los pabellones con un mayor nivel de ocupación se encuentran en las localidades anteriormente citadas.
Así es como se concibe el balonmano actual en España, el deporte mayoritario de una inmensa minoría.